Empezaremos por definir que es la tos y así encontramos que ES LA EXPULSIÓN SÚBITA Y VIOLENTA DE AIRE POR LOS PULMONES TRAS LA INSPIRACIÓN PROFUNDA Y EL CIERRE DE LA GLOTIS Y ES UN REFLEJO PROTECTOR CAUSADO POR LA IRRITACIÓN DE LA MUCOSA LARINGEA, TRAQUEAL O BRONQUIAL. Pues bien, partiendo de la definición tenemos que es un reflejo protector, es decir, es un recurso del sistema inmunológico y esta causado por irritación crónica. Dicha irritación que va a traducirse en inflamación (otro recurso del sistema inmunológico o sistema de defensa con que fuimos dotados), no se presenta en forma espontánea o sin ninguna razón, generalmente va a ser el resultado de la introducción por vía aérea de formas de vida (proteínas) ajenas a nosotros, pudiendo ser de origen microbiano, como virus, bacterias. Vegetal: hongos, Pólenes. Parasitario: ácaros, áscaris (lombrices), oxiuros. Química: Tabaco, Insecticidas, aromatizantes químicos, perfumes químicos, aerosoles, etc. En esta ocasión abordaremos el tema desde el punto de vista de la microbiología, siendo la evolución del síntoma muy semejante para las demás causas de irritación. ¿Qué sucede cuando un virus intenta penetrar a través de la nariz a nuestro cuerpo? En primer lugar, la mucosa nasal va a responder con abundante secreción de mucosidad en un intento por eliminar mecánicamente al invasor ( a manera de lavado y concentrando en el moco grandes cantidades de enzimas que tienen la capacidad de matar a los virus ) y además mediante la congestión de la mucosa disminuir el área por donde intenta penetrar, esto ocasiona lo que llamamos escurrimiento y congestión nasal (concentrando un ejército de células del sistema inmune como polimorfonucleares, linfocitos, monocitos, etc). Podemos pensar que cuando el organismo está inmunológicamente competente, es decir cuando se encuentra fuerte, hasta aquí va a llegar el cuadro gripal y en cuestión de 2 días de “tapazón de nariz” el individuo vuelve a la normalidad, sin haber tenido necesidad de ningún medicamento. La experiencia que tuvimos con este virus deja en la memoria una defensa (anticuerpos), específica y si en otra ocasión intenta nuevamente invadirnos este mismo virus, ya no durará mas que unas horas y será destruído, tal vez ni notemos su presencia. ¿Pero que sucede cuando el sistema de defensa no esta tan fuerte? Entonces el virus penetra a la faringe y aquí nuevamente se activan las defensas tratando de poner una barricada al virus mediante la inflamación (Faringitis, adenoiditis, Amigdalitis), con el consecuente “dolor de garganta” y tos reseca. Si el virus gana aquí la batalla entonces se interna en la laringe y la tráquea produciéndose la “tos ronca”, raspante que deja una sensación de fatiga posterior al acceso y esto nuevamente por la defensa que continúa manifestándose en inflamación (laringitis, traqueítis ). Si el virus continúa su acceso (y esto por discapacidad del sistema inmune), entonces llega al árbol bronquial y aquí se libra la batalla mas fuerte con gran producción de secreciones bronquiales que al igual que las nasales contienen una elevada concentración de enzimas antivirales y con inflamación (bronquitis, bronquiolitos), llegando a causar en algunas ocasiones episodios de espasmo bronquial o broncoespasmo (bronquitis asmatiforme –que no debe confundirse con asma bronquial-). De aquí, al llegar al espacio alveolar ingresa a la circulación y el organismo pone a trabajar otra gran defensa: LA FIEBRE de la cual hablaremos el próximo mes. Ahora bien, ¿de que nos sirve saber todo esto? Primero: que el cuerpo humano fue constituido de una forma tal que contiene todo el arsenal químico y celular para eliminar virus o bacterias y que no estamos desprotegidos ante estas minúsculas formas de vida como se nos ha intentado hacer creer. Segundo: que la eficacia de mi sistema de defensa depende en gran parte de mí. Ya que este será mas efectivo si me acuesto temprano y me despierto temprano (se sabe que la reconstitución de todos nuestros órganos y sistemas se lleva a cabo durante la noche una vez que se ha alcanzado el sueño profundo y esto ocurre solo si la persona se duerme por lo menos 2 horas antes de la media noche). Tercero: Que a los primero síntomas que aquí describimos lo que debemos hacer es ponernos en reposo, abrigarnos bien, tomar abundantes líquidos, dejar de comer alimentos que implican una sobrecarga tóxica ( carne, huevo, productos de salchichonería, refrescos artificiales, tabaco, alcohol, evitar los ambientes viciados como discoteques, cines, etc), tomar en cambio una alimentación sencilla a base de frutas de la estación, tisanas como de eucalipto, jugos naturales, cereales, verduras, etc. Cuarto: Evitar tomar medicamentos que por las “exigencias de la vida moderna” se han acostumbrado para “Eliminar el molesto escurrimiento nasal”, la “desagradable congestión nasal”, la “escandalosa tos” y eliminar de nuestra mente pensamientos tan sin sentido como el clásico “Yo no me puedo dar el lujo de enfermarme” ya que enfermar no es un lujo sino un estado transitorio del hombre que lo hace ser mas fuerte al sobreponerse. En pocas palabras y poniendo en práctica estas pautas sencillas de tratamiento en un 90 % podrán evitar el llegar hasta el cuadro de bronquitis o mas aún, la neumonía. Se trata de hacer conciencia de nuestro cuerpo, de darle atención, de mostrarle amor. Lo que en nuestros tiempos tanto hace falta EL AMOR A SI MISMO.
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