"No es cual un aditamento de lujo, sino una condición imprescindible para una vida digna del ser humano; algo a través de lo cual el individuo recién se transforma en ser humano completo y a través de lo cual la civilización humana recién adquiere su sentido cabal"
Rudolf Steiner
Como es bien sabido, y lo hemos escuchado muchas veces en distintos ámbitos, el hombre es un ser creador por naturaleza, todo el tiempo estamos creando: creamos ideas, pensamientos, acciones, sonidos, formas de ver la vida, formas de trabajo, máquinas, sistemas, etc… es decir, en cualquier aspecto de la vida del hombre, sea como ente individual o social, existe el crear, por supuesto, en diferentes “niveles” y/o “técnicas de perfeccionamiento”, según haya decidido la persona el profundizar aún más, a través del estudio, cualquiera de esos aspectos.
Partiendo de este hecho, y tomándolo como referencia inicial del arte, podemos notar que el arte es creación, es expresión… y en sus orígenes, armonía! Es por demás, un lenguaje implícito del ser humano, un regalo y un don, pues somos una especie de “arte en movimiento”, sin embargo, este lenguaje permanece muchas veces oculto, dormido dentro de nosotros mismos, pues no hemos procurado su desarrollo, y con ello no me refiero precisamente al estudiar en alguna escuela de arte, para el perfeccionamiento de técnicas, sino el saber encauzar nuestra creación para lograr y mantener la armonía (equilibrio) dentro del movimiento continuo propio de la vida, en aprender a utilizar ese lenguaje que nos permite comunicarnos con nosotros mismos y nuestro entorno, desde lo más profundo y esencial.
Cuando este equilibrio (armonía), es alterado de alguna forma, es entonces que perdemos la condición de salud y la llevamos a aquella llamada y conocida como enfermedad (ya sea física, social, mental, anímica, etc.). En ocasiones, estos términos: armonía-equilibrio, nos suenan muy conocidos pero a la vez muy abstractos, sobre todo en lo que respecta a salud-enfermedad, así que remontémonos un poco a las bases de la física, en donde aprendimos que todo se compone de átomos, los cuales al irse juntando van formando moléculas, las cuales en determinadas uniones forman células, y los organismos vivos estamos formados por células; desde el átomo, se producen ciertas vibraciones que van interactuando y creando una armonía, que en conjunto crearan una forma determinada, en el caso de los seres vivos, en este caso del hombre, esos conjuntos celulares darán forma a un hígado, un riñón, un hueso, etc… cada uno de ellos diferentes en forma y función entre sí, pero conectados por una armonía vibratoria…Les suena esto a una especie de sinfonía?, exactamente esto es. El color de cada cosa, tanto dentro como fuera de los organismos, también está dado en relación a la vibración electromagnética existente, y es por ello que cuando esa armonía es alterada, el color y/o forma de nuestros órganos también cambia, pues como en cualquier balance de una ecuación, lo que sucede en un lado de la ecuación, tiene repercusión en el otro lado de la misma y los los elementos implicados se van acomodando de forma tal que les permita, en la medida de sus “nuevas” posibilidades, un “equilibrio”, el cual, sino se reestablece desde su origen, empezará a degenerar, es decir, a cargar la balanza cada vez más hacia un lado, entre un ir y venir de un lado a otro en el intento de mantener ese equilibrio. Como un ejemplo podríamos citar, el aumento acelerado y desmedido de las células de un órgano en el caso del cáncer y la historia que éste lleva como antecedente, ese “ir y venir”.
Hasta aquí, podemos ya notar la presencia de términos reales existentes en la relación salud-enfermedad, como son: movimiento, color, forma, sonido, armonía… Términos también propios del arte, los cuales percibimos a través de nuestros sentidos y comúnmente los traducimos como pintura, escultura, música, danza, etc., sólo que ahora podemos darnos cuenta que no son únicamente propiedad de unos cuantos talentosos o estudiados de la materia en cuestión, sino que es algo propio en la constitución del ser humano, y por ende disponible y al alcance de cualquiera que desee desarrollarlo, ya sea como forma de autocomunicación y comunicación, como medicina preventiva, o en el reestablecimiento del equilibrio perdido.
Vemos entonces como el arte no es sólo una actividad que adorna o da un estatus social en nuestra vida, es verdaderamente un proceso propio del ser humano que también está en constante movimiento y desarrollo, creando, tanto dentro como fuera del organismo, y tratando de permanecer en equilibrio; es por esto que el arte aplicado en la recuperación de la salud (de la armonía-equilibrio) va más allá de ser solamente un entretenimiento que nos ayuda a olvidarnos de un padecimiento, o de ser un conjunto de simbolismos que nos conectan con el inconsciente (reduciéndonos al aspecto mental), estos son sólo aspectos dentro del amplio espectro que abarca el arte, tan amplio como sea todo el espectro de potenciales y componentes del ser humano, puesto que el arte es en sí, el propio reflejo del ser humano.
¿Crees que vale la pena entonces despertar este valioso recurso dormido en cada uno de nosotros? MTRA. EN TERAPIA DEL ARTE LUCERO A. MENESES S.
Artaban-Schule für künstlerische Therapie. Berlin, Alemania This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it. Artículo compartido por www.imigio.org
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